
Alguien encantador, atento y al que solo he visto dos veces aunque hablamos todos los días. Alguien a quien, dependiendo del día o del momento del día, lo veo de una forma u otra. Alguien con quien me gusta hablar pero en el momento en el que se menciona volver a vernos me entra un pinchazo de miedo. Y yo me pregunto, ¿miedo a qué? ¿A que llegue a sentir por él algo más que simple amistad? ¿A que cuando me conozca más le deje de gustar? ¿A cómo nos puedan ver los demás juntos? ¿A enamorarme?
Soy una soñadora, una de esas personas que se imaginan más historias de las que vive, una chica con demasiados pájaros en la cabeza y eso ha hecho que más de una vez, y no solo en aspectos románticos, me haya llevado más de una decepción. Mi conclusión es que voy a seguir mi propio consejo de no darle vueltas a la cabeza y dejar que el tiempo transcurra. Lo que tenga que ser será, no hay prisa.
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