sábado, 25 de enero de 2014

MADRID

Como sabréis, o si no lo sabéis os lo comento, a partir del 22 de enero y hasta el 26 se celebra la Feria Internacional de Turismo en España. Debido a mis estudios de Gestión de Alojamientos Turísticos hemos ido con la clase de visita a Madrid durante tres días.
No había estado antes en Madrid y, sinceramente, nunca me había llamado la atención esa ciudad pero la verdad es que me ha encantado.

El primer día cogimos el tren que nos llevaría (tras 5 horas) a la estación de Atocha, justo frente a donde estaba nuestro hotel. Muchos eran los nervios, ya que tampoco había viajado antes en tren, pero todo fue bien en el trayecto: fotos, risas, cartas y conocer un poco más a mis compañeros de clase.
Nada más llegar dejamos las maletas en el hotel y nos dispusimos a almorzar. Tras el típico Big Mac visitamos el Parque del Retiro, enorme, precioso, me encantó. Tan grande era que tuvimos que coger un taxi para llegar a tiempo a la visita citada que teníamos en el Hotel Westin Palace. La chica que nos atendió (cuyo trabajo no es hacer de guía a estudiantes), nos dedicó algo más de dos horas para explicarnos y enseñarnos las instalaciones del hotel, contarnos curiosidades, darnos consejos útiles para nuestro futuro, etc. 

 Al salir del hotel era ya de noche y las luces estaban encendidas, dejándome ver una iluminada Puerta del Sol junto al Kilómetro 0. Paseamos por la Gran Vía, entramos en Fnac, vimos el Cine Callao y cenamos en Rodilla (curioso nombre). Tras cenar, mi mejor amiga me siguió haciendo de guía (hay que señalar que gracias a ella he podido ver todos los lugares principales de Madrid) y pude ver la Plaza de Cibeles alumbrada y la Puerta de Alcalá. Después de esa larga caminata volvimos al hotel a descansar. Bueno, descansar, lo que se dice descansar no pude hacerlo mucho. Mala suerte la mía que me tiré toda la noche con el estómago revuelto.


Las 9 de la mañana, a prepararse para FITUR. Cara pálida, párpados que se cerraban solos y el cuerpo cortado pero por lo menos, dentro de lo que cabe, pude disfrutar de la feria. Numerosos pabellones: uno entero para Andalucía, otros dos para el resto de España, uno de Asia, de África, de Europa, de América... Cada uno con stands de cada provincia, país o pueblo y con sus recursos típicos (vino en Andalucía, nombres en tailandés y masajes en Tailandia, falleras en Alicante, etc.)
Ese día volvimos pronto al hotel y logré recuperar las horas de sueño que me faltaban. Agradezco un montón a mis compañeras de habitación que me cuidaran tan bien y me mimaran tanto (yendo a comprar al mercadona incluso), además de mis profesoras que se preocuparon y no paraban de preguntarme cómo me encontraba.

El tercer día ya estaba recuperada casi del todo y pudimos aprovechar (aunque ahora era mi compañera la que no se encontraba muy bien) para ir a Starbucks, al Palacio Real, la Catedral de la Almudena y el Templo de Debod, además de hacer una visita rápida al Museo del Prado. Y ya se nos acababa el tiempo, teníamos que volver al hotel y coger el tren de vuelta.


Resumiendo, Madrid precioso, con ganas de volver y de ver con más detenimiento todo. Lo único que lamento es no haber podido comerme el típico bocadillo de calamares madrileño, y el haberme puesto mala, claro.