Los exámenes de una de las asignaturas consisten en memorizar, solo eso, y después lo corregimos en clase, cada uno el de otro compañero, ahorrándole trabajo, el que debería hacer ella. De las 6 horas lectivas diarias, cuatro o cinco de ellas nos la pasamos en el ordenador, sí haciendo el proyecto de fin de ciclo, sí buscando información para un trabajo pero, ¿cuándo nos enseñan? Para ser sincera no me paso todas esas horas realizando ese trabajo, pero sí la gran mayoría.
Estoy perdiendo las ganas que tenía de ir a clase, con el objetivo de APRENDER, no de pasarme cuatro horas con el ordenador, cosa que puedo hacer perfectamente en casa. Incluso los profesores que más trabajaban antes están imitando a los que no, me están decepcionando.
El compañerismo no abunda en mi clase, a excepción de un pequeño grupo en el que nos apoyamos mutuamente. Si alguna persona de este pequeño grupo faltamos a clase, aunque sea solo durante una hora (por ejemplo, la última), nos "castigan" (no literalmente, por supuesto), premiando a los que se quedan, lo cual veo perfecto. El problema es que cuando la situación es al contrario (los del pequeño grupo cumplen con todo el horario y los del grande se van), entonces no hay recompensa ni castigo.
He llegado a una conclusión: La flojera es contagiosa.
Y a otro pensamiento que cada vez se hace más fuerte: Quiero empezar con las prácticas ya.
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