Despertarse, vestirse, desayunar, coger el coche e irse.
Nada más llegar, encontrarse con alguien a quien apenas conoces pero que se te quedó grabado desde el primer momento por su buen ver. Que te acompañe hasta tu puesto de trabajo y encontrarte con otra persona que te cae bien y con el que, aunque solo sean 5 minutos, te gusta charlar.
Una mañana con buen ritmo de trabajo, no muy agobiante pero sin tiempos muertos. Tener clientes agradecidos y simpáticos que te motivan a seguir por este camino.
Ir a almorzar, tras un dulce y rico piscolabis, sintiéndote algo sola aunque estés rodeada de personas. Y, cuando la mitad de ellas se van, te sientes más acompañada que antes con solo cruzar un par de frases con el resto, las cuales acabaron por convertirse en una pequeña conversación.
Terminar el resto de la jornada sin recibir una sola regañina de una superior estresada.
A esto lo llamo yo tener un buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario