jueves, 13 de marzo de 2014

8 meses.

Aun recuerdo el momento en el que me enteré. Era la mañana del domingo rociero, el 14 de julio de 2013, mi mejor amiga me envió un mensaje de Whatsapp al móvil, el cual acababa de encender, diciéndome que seguramente estaría dormida (me lo escribió sobre las 8 de la mañana aproximadamente) y que sentía mucho tener que decírmelo pero que era mejor que me enterara por ella que cuando entrase en Twitter y tenía razón. Cory Monteith había fallecido. "No es una broma", me aclaró, aun así no me lo creí. Tenía que serlo, una broma de muy mal gusto pero era la única opción. Recuerdo estar desayunando, estaba mojando las galletas con chocolate en la leche con cacao, sentí que se me iba el color de las mejillas aun así dejé el móvil a un lado con tranquilidad y terminé de desayunar. Fui hacia el ordenador y ahí estaba todo, Cory por todas partes. Si le hubieran mencionado por otro motivo me hubiera alegrado pero no así, no quería que él fuera noticia por eso, no, no podía ser. Drogas, lo más probable. Apenas se sabía realmente nada ese día, todo eran especulaciones y fotos falsas, como la de "Lea" llorando sobre el supuesto ataúd de Cory, que tenía la bandera americana, cosa que no tenía sentido porque, como bien se sabe, él era canadiense.
Ahora todo el mundo se acordaba de él y le quería, ya claro... Todos preocupados por Lea, pobre Lea, pobrecilla, si se iban a casar... ¿Pero qué estaban diciendo? ¿Casarse? Que yo supiera esos rumores eran sobre Melissa Benoist y Blake Jenner, sus compañeros de reparto. Durante unas semanas pasé el menor tiempo posible por Twitter, siempre él estaba ahí, subían fotos suyas, hacían comentarios... El recordarlo dolía, más de lo que hubiera pensado. Quité su póster de mi armario, no podía verle todos los días mirándome con esa media sonrisa cuando ya no estaba. No más series, no más películas, no más fotos, no más vídeos, no más él en este mundo... Para un famoso que realmente me gustaba, por el que fangirleaba, el primero de mi lista y le ocurre eso. Comentarios amargos me surgían cada vez que alguien se quejaba de que nunca podrían conocer a sus ídolos, por lo menos los suyos siguen vivos y tienen una remota posibilidad de verles...
Pensaréis que estoy exagerando pero el mes siguiente fue muy malo para mi. Con su muerte me hice preguntas que no tienen respuesta, me cuestioné mis creencias, la esencia de la vida, muchos por qués y ningún porque... Me perdí, me escondía en mis oscuros pensamientos de los que no podía escapar, se me caía la casa encima, necesitaba salir, tomar el aire y aun así me seguían persiguiendo porque estaban dentro de mi. Afortunadamente, con el comienzo de las clases, el volver a salir con mis amigos y el tener ocupada mi mente están manteniendo alejadas a esas nubes negras aunque de vez en cuando amenazan con volver pero no las dejo.
Ya han pasado 8 meses desde que Cory ya no está entre nosotros y todavía siguen mencionándole, subiendo fotos suyas, con menos frecuencia eso sí, pero aun así molesta. ¿Por qué tienen que obligarme a pensar en él? Por supuesto que me sigo acordando de él pero me entristece y no quiero que me hagan esto, por eso intento no compartir ninguno de los comentarios que leo, aunque sean buenos, bonitos y bienintencionados para que a otra persona que piense como yo no le tenga que pasar lo mismo.

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