martes, 16 de diciembre de 2014

Las cosas claras y el chocolate espeso

Tras haber saboreado la libertad de hablar con quien sea de lo que sea sin que me preocupe lo que piensen los demás ni lo que puedan decir a mi espalda no quiero perderla. Esto no significa que antes no la tuviera solo que no me había percatado de ello o, mejor dicho, que no la he sabido aprovechar por la inseguridad en mi misma y la timidez. El estar con alguien no debería cambiar eso pero pienso que lo cambiaría, al menos en mi caso.

Durante un tiempo estuve dudando de mis sentimientos por alguien y el simple hecho de hablar con una persona del otro sexo o incluso de considerar la hipotética idea de que pudiera gustarle a algún otro chico de mi entorno con los que hablaba me hacía sentirme mal, horrible, como si le estuviera siendo infiel a la persona que estaba empezando a conocer, y recalco la palabra conocer porque eso era exactamente lo que estábamos haciendo, hablando para saber más el uno del otro.

Y ahora le tengo que dejar claro lo que siento, o para ser exactos lo que no siento por él, y noto un extraño peso en el pecho aunque se que debo aclarárselo lo antes posible para evitarle falsas ilusiones. A veces me pregunto qué problema tengo. Conozco a personas maravillosas a las que no soy capaz de corresponder. Es más, me empiezan a hablar y me gustan un poco pero conforme pasa el tiempo me van gustando menos como pareja y más como amigos.

Pero hay que dejar las cosas claras y cuanto antes para impedir heridas mayores.

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